De manera silenciosa el gobierno ha iniciado el proceso para deshacerse de un activo relevante para todos los peruanos.


Nos referimos a la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide):

Esta institución financiera de fomento fue creada en 1971 con el propósito de impulsar la inversión productiva y el desarrollo nacional, de la misma manera que otras célebres instituciones latinoamericanas como Corfo de Chile y Nafin de México varias décadas antes.

El responsable del desmantelamiento de Cofide es la Junta General de Accionistas, o mejor dicho el MEF, al aprobar un nuevo Estatuto Social (con fecha 8 de agosto de 2014). 



LAS BOMBAS DE TIEMPO QUE DEJA ESTE DESATINO


En el final del artículo 8 se señala que las acciones pertenecientes al Estado peruano son libremente negociables y podrán ser listadas en la Bolsa de Valores y/o cualquier registro necesario para ser negociadas en rueda de Bolsa, previo acuerdo aprobado exclusivamente por el Directorio de la Sociedad. 

ES DECIR, la decisión de invertir en Bolsa depende de los funcionarios de segundo nivel del MEF. 



El Estatuto legitima que el manejo de la empresa se puede realizar de acuerdo a los caprichos del titular del MEF, no solo del gobierno. 

En su artículo 23 se señala que los Directores pueden ser removidos en cualquier momento 

ya que esto se hace de acuerdo a la establecido en la Ley General de Sociedades. ¿Dónde quedó la independencia de los Directores?, ¿acaso no se vulnera el buen gobierno corporativo de la empresa? 


Los números de la institución parecen mejorar en los últimos años. Sin embargo, esto es solo aparencial. VEAMOS LOS ACTIVOS TOTALES DE COFIDE (como porcentaje de la liquidez total del sistema financiero):


En la misión hay un contrabando inaceptable relativo a que la institución participa activamente en el financiamiento del sistema financiero. No hay Plan estratégico, ni metas operativas de mediano y corto plazo transparentes. También algunos de sus programas son irrelevantes y no hay historia financiera anterior a 2008.

La jibarización de esta institución, que podría ser clave para el desarrollo nacional, comenzó en 1992 cuando se le convirtió en banco de segundo piso.

Lejos están los tiempos en que se emitían bonos** que podían ser adquiridos por las clases medias del país directamente o a través de la Bolsa de Valores de Lima.

(**)

La tarea del financiamiento al desarrollo es demasiado importante para que se quede en manos del MEF. Asimismo, hay que proporcionarle perspectiva de largo plazo y un buen gobierno corporativo. / Diario Uno, 7 de agosto de 2015.

gERMÁN ALARCO
Universidad del Pacífico